Metta (lovingkindness) o bondad amorosa es esa sensación de apertura cuando nos sentimos conectados con todos y todo en el mundo.
En cierto modo, es una consecuencia natural en la práctica de la atención plena y del cultivo general de la felicidad en nuestras vidas. Cuando el Buda habla sobre la bondad amorosa, apunta claramente hacia algo diferente a loque solemos llamar «amor». En este sentido, sus enseñanzas señalan los problemas del amor selectivo, y cómo este conduce al aferramiento y, en última instancia, al sufrimiento cuando las cosas cambian.
El Metta Sutta nos dice que debemos extender el amor hacia todo el mundo, sin importar nuestros pensamientos o sentimientos hacia ellos. Se trata de un amor incondicional, un amor que no espera ni necesita ser correspondido, un amor que ve más allá de las pequeñas diferencias y disputas de la vida, hasta los anhelos universales de felicidad que todos compartimos.
Al practicar la bondad amorosa, nos enfrentamos a nuestro apego, nuestros juicios y nuestra atención selectiva. Somos conscientes de que aquello que solemos llamar amor puede llevar aparejadas muchas condiciones: «Te amaré mientras me ames» o «mientras me des lo que quiero». Y, además, vemos que el amor que sentimos por nuestros seres queridos nos hace vulnerables al dolor y a la pérdida.
Tradicionalmente, la práctica de metta se centra en tres categorías: a quienes amamos, aquellos que son neutrales o ausentes de sentimientos fuertes, y las personas con las ciales tenemos dificultades. Antes de trabajar con estas categorías, la práctica sugiere que nos centremos primero en un benefactor o persona querida (o incluso en una mascota). Cuando pasamos un tiempo enviando bondad amorosa a ese ser querido, conseguimos un par de cosas:
- primero, nos ablandamos un poco, de modo que estamos preparados para enviar amor a los demás;
- y segundo, obtenemos una sensación clara de cómo se siente el amor
Después de conectar con el ser por quien tenemos un sentimiento amoroso, intentamos enviarnos amor a nosotros mismos. Muchas personas consideran que este es uno de los aspectos más difíciles de la práctica de metta. Al menos en nuestra cultura, muchos de nosotros tenemos sentimientos complicados, y a menudo negativos, sobre nosotros mismos.
Vernos a nosotros mismos como una persona más que merece amor es un ejercicio valioso. Aquí empezamos a desidentificarnose de nosotros mismos, nos vemos en términos más objetivos.
Cuando podemos vernos como otro ser humano imperfecto, que merece el mismo amor que cualquier otra persona, resulta más fácil ofrecernos amor a nosotros mismos.
Al pasar de centrarnos en nosotros mismos a centrarnos en el resto de las personas que nos importan la familia, los amigos y la pareja, el corazón tiende a abrirse más fácilmente. Ahora podemos sentir que entramos en el flujo de la bondad amorosa. Sin obstrucción, y utilizando las frases, los sentimientos y las visualizaciones de la práctica, la mente puede llegar a estar bastante centrada y concentrada, de modo que, no solo disfrutamos de la agradable sensación de amor, sino que también somo conscientes de la poderosa sensación de concentración, llamada samadhi, que adquirimos con las prácticas de meditación más profundas.
A continuación, tratamos de trasladar estas dos cualidades, la apertura de corazón y la concentración, en nuestra práctica de dar metta a una persona o personas neutrales. Para muchas personas, esto parece ser una práctica incómoda al principio, no obstante tiene un gran potencial en términos de crecimiento de la práctica de la bondad amorosa hacia todos los seres.
Una persona neutra es alguien hacia quien no tenemos sentimientos fuertes o evidentes, ni positivos ni negativos. Podemos recurrir a personas que cnocemos de vista, como el dependiente del supermercado y el guardia de seguridad del banco. Son personas que puedo visualizar con bastante facilidad porque las he visto muchas veces, pero desde luego no me gustan ni me disgustan de manera significativa.
Al principio, y como es natural, puede ser difícil tener un sentimiento profundo por estas personas, pero la práctica nos da una via que podemos seguir de forma sencilla sin preocuparnos por los resultados.
Ves a la persona en tu mente, te dices a ti mismo las frases de bondad amorosa y tratas de conectar con tu corazón. Ayuda a hacer esta práctica el echo de contemplar el deseo universal de ser feliz y liberarse del sufrimiento. Aunque no conozca realmente a esa persona neutral, sé que, al igual que yo, desea la felicidad. Así que, en cierto sentido, estoy conectando con mi propio deseo de felicidad y proyectándolo en ella.
Al trabajar con una persona neutra, tenemos la oportunidad de darnos cuenta a qué se refería el Buda. Puede ser fácil desear la felicidad a tus seres queridos, pero cuando lo deseas, sigue siendo algo muy personal para ti. Estás implicado/a en su felicidad, así que es difícil desidentificarse de la felcidad de este ser querido.
Sin embargo, con una persona neutral, no tienes ninguna implicación personal, así que tienes que implicarte algo más. Eso te aleja de tu autoidentificación y te lleva a una metta más auténtica.
Mientras haya identificación o anhelo o inversión en la felicidad hacia otra persona, no estamos experimentando el amor incondicional.
Creo que mucha gente puede quedar atrapada en la idea de que metta consiste en sentirse bien y rezar por las personas que te importan. Esto es una especie de distorsión de las enseñanzas.
Sí, estar inmerso en metta es una experiencia agradable, pero esa experiencia no es el objetivo de la práctica.
El trabajo con la «persona difícil» pone de manifiesto este hecho. Si únicamente tratáramos de sentirnos bien, seguramente no pasaríamos tiempo pensando en alguien que no nos gusta. La persona difícil puede ser alguien con quien has tenido un conflicto o hacia quien tienes un resentimiento. A veces, cuando no surge nadie en mi vida, simplemente uso una figura política con la que no estoy de acuerdo.
En cualquier caso, en estos casos es en donde tenemos que aplicar una gran dosis de atención plena a nuestra práctica para no caer en la aversión, la ira, el juicio o el resentimiento. Mientras seguimos la práctica, visualizando a la persona y diciendo las frases, es muy probable que no sintamos mucho de positivo, al menos en nuestros esfuerzos iniciales.
Tenemos que tener cuidado de que la mente no divague en pensamientos negativos y de que nos limitemos a la simple tarea de la práctica, quedándonos con las palabras y la respiración en el corazón. En este caso, es posible que puedas obtener una visión de los límites de tu propia capacidad de amar. Eso es algo valioso de ver. Puede darnos algunas metas, así como mostrarnos de dónde proviene parte de nuestro propio sufrimiento.
Los grandes maestros espirituales creen que la capacidad de amar a nuestros enemigos es una de las tareas vitales de la evolución humana
Está claro que los grandes maestros espirituales creen que la capacidad de amar a nuestros enemigos es una de las tareas vitales de la evolución humana. Jesús habló de ello y lo ejemplificó cuando perdonó a los que le crucificaron; el Buda lo explica en el «Símbolo de la sierra», en el que dice que aunque alguien nos cortara los miembros uno a uno, no debería surgir ningún pensamiento de odio.
Si queremos ser personas verdaderamente amorosas, incondicionalmente y para todos los seres, tenemos que trabajar con alguna forma de esta práctica. Ciertamente, no es algo que haya llegado a dominar, pero he descubierto que con la práctica de la compasión, puedo llegar a tener algún sentido de esto.
Después de trabajar con la persona difícil, podemos pasar a la parte expansiva de la práctica de metta. Esto es realmente un cambio completo porque ya no pensamos en ningún individuo, sino que trabajamos con un sentido de espacio. A este espacio se refiere el Buda en el Sutta Metta cuando dice que estamos «irradiando bondad sobre el mundo entero, extendiéndola hacia arriba a los cielos y hacia abajo a las profundidades, hacia fuera y sin límites, libre de odio y mala voluntad».
Esta es un área de la práctica algo más difícil de describir porque no tiene los mismos elementos cognitivos de las piezas anteriores. En su lugar, estamos trabajando más con un sentimiento, una sensación de expansión y conexión. Es de esperar que cuando lleguemos a esta parte de la práctica, hayamos desarrollado una sensación interna de bondad amorosa.
Mientras nos centramos en ese sentimiento, en ese auténtico deseo de que todos los seres estén libres de dukkha, o sufrimiento, estamos realizando un proceso de expansión imaginativa. Podemos usar una visualización si eso funciona, mientras nos mantenemos conectados al sentimiento en el corazón e imaginamos que el amor está creciendo.
Primero vemos/sentimos que el amor llena y envuelve la habitación en la que estamos. Luego dejamos que ese sentimiento se expanda por todo el edificio, el barrio, hacia afuera en todas las direcciones hasta que toque todo en la tierra. Esto puede hacerse lenta o rápidamente, dependiendo del tiempo que tengas y de lo interesado que estés. Puedes pensar en grupos específicos de personas a las que quieras enviar amor: los enfermos y moribundos, los oprimidos, o lo que se te ocurra. También puedes enviar amor a los animales, a las plantas y a la propia tierra.
En este punto, es posible que pierdas el sentido de los límites con tu cuerpo y experimentes una especie de sensación de flotación o fluidez. No pretendo decirte cómo debes sentirte, pero debes saber que todo lo que ocurra en este ámbito es normal y ayuda a apoyar esta parte de la práctica. Cuando hemos extendido la bondad amorosa por todo el planeta, nos expandimos al espacio, vasto e ilimitado. Intentamos impregnar el universo con la bondad amorosa.
Una vez que nos hemos sentado en este lugar de amor ilimitado durante un rato, podemos volver gradualmente al cuerpo y al corazón, y cerrar el período de meditación.
Práctica — Frases Metta
Más o menos he esbozado la práctica más arriba. Comienza siempre conectando con la respiración, de modo que tengas algo de atención en tu cuerpo, preferiblemente en el corazón. Como he dicho, primero enviamos metta a una persona querida o benefactora, luego a nosotros mismos, a nuestros seres queridos, a una persona neutral, a una persona difícil, y luego irradiamos a todos los seres.
Una gran parte de esto, entonces, es la sensación sentida de bondad amorosa; sin embargo, este sentimiento puede ser más fuerte, más débil o incluso estar ausente a veces. No obstante, continuamos la práctica visualizando a las personas a las que estamos enviando metta, tal vez nombrándolas, y repitiendo frases. Debes utilizar frases que te resuenen y que sean sencillas y directas. No más de cuatro frases. Estas son algunas de las típicas:
«Que seas feliz
Que estés en paz
Que vivas con tranquilidad.
A algunas personas les gusta añadir algo como: «Que estés seguro».
Mantente en contacto con tu respiración; nota los sentimientos de felicidad o resistencia que surgen en las distintas etapas; deja que las frases fluyan con la respiración y mantente conectado con el corazón.
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Este artículo May All Beings Be Happy está basado en el publicado por Tricycle: The Buddhist Review. El cual fue adaptado del libro Recovering Joy: A Mindful Life After Addiction por Kevin Griffin. Copyright © 2015 by Kevin Griffin.