Podríamos definir la neuroplasticidad como la capacidad de nuestro cerebro para cambiar a través de la experiencia.
A través de la interacción con el entorno y sus estímulos de forma repetida, la ejecución de conductas reiteradas y el entrenamiento, se pueden favorecer nuevas conexiones entre neuronas, reforzarse conexiones ya existentes y, en definitiva, se puede cambiar tanto la estructura física del cerebro como su organización funcional. Son clásicos los estudios que lograron demostrar esta capacidad.
En el estudio de los taxistas de Londres, por ejemplo, se consiguió observar, en una muestra ámplia, a través de pruebas de neuroimagen, cómo el hipocampo aumentaba su tamaño tras la dura preparación de hasta cuatro años que supone estudiar para el examen de obtención de la licencia de taxista.
«Nuestro cerebro es capaz de modificarse y aprender a lo largo de toda nuestra vida»
En otro estudio conducido por la Univesidad de Oxford, se pudo observar un cambio significativo en la cantidad de sustancia blanca (el material aislante que recubre las neuronas para que la información se conduzca con rapidez entre ellas) en las zonas del procesamiento visuomotor, tras seis semanas de entrenamiento en habilidades malabaristas. Así pues, nuestro cerebro es capaz de modificarse y aprender no sólo durante la niñez, sino a lo largo de toda nuestra vida.
Este hecho es el sustrato neurobiológico que explica los beneficios del entrenamiento en Mindfulness sobre la salud.
Lo Beneficios del Compromiso con la Práctica
Uno de los requisitos de los programas de entrenamiento basados en la atención plena es el compromiso

con la práctica de meditación de forma regular. Esta práctica produce cambios tanto en la actividad, como en la estructura y la funcionalidad de nuestro cerebro, y éstos se traducen, finalmente, en cambios sobre nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestra forma de actuar.
La práctica del mindfulness produce cambios tanto en la actividad, como en la estructura y la funcionalidad de nuestro cerebro.
Por ejemplo, se ha visto que la actividad alpha prefrontal cambia su asimetría en el hemisferio izquierdo, hecho que correlaciona con emociones agradables y tiene un efecto positivo sobre el sistema inmune.
También se han observado cambios estructurales y funcionales en áreas relacionadas con el control atencional, la metaconciencia (la capacidad para pensar sobre nosotros mismos), la conciencia corporal, la memoria y la autorregulación emocional.
És más, se ha visto que disminuye el tiempo de activación de la red neuronal por defecto (una red que se activa cuando divagamos, cuando nuestro cerebro está en reposo, y que es la responsable de nuestra narrativa interna automática). Los cambios en esta red podrían ser los responsables de una representación de nosotros mismos más positiva, mayor autoestima y mayor autoaceptación.
Pero las bondades del Mindfulness no acaban en la neuroplasticidad, sino que además podemos añadir el efecto neuroprotector que supone.
Las últimas tendencias en los estudios de prevención de las enfermedades neurodegenerativas se centran en el estilo de vida de las personas, y se ha visto que el estrés (junto con otros factores como la mala alimentación y el sedentarismo) aumenta el riesgo de padecer deterioro cognitivo en la tercera edad. Así, la práctica regular de actividades que lo disminuyen, como el mindfulness o el yoga, pueden proteger al cerebro del estrés oxidativo que, entre otros factores, puede favorecer el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer.
Así como el cerebro no podría funcionar como un agregado de neuronas sin conexión, el individuo no puede entenderse fuera de su contexto social.
Es en la relación con los demás que la persona desarrolla todo su potencial y es la persona quien incide en el desarrollo de la sociedad.
Así pues, gracias a la acción de la meditación sobre el cerebro, podemos tornarnos personas más abiertas, flexibles, generosas y compasivas. Estas cualidades se traducen en conductas más hábiles y sabias con nuestro entorno, participando así de la consutrucción de una sociedad más respetuosa y paciente, menos estresada y, quizá, más feliz.
“Siembra un pensamiento y cosecharás un acto;
Siembra un acto y cosecharás un hábito;
Siembra un hábito y cosecharás un carácter;
Siembra un carácter y cosecharas un destino.”
– Charles Reade –
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