El secreto está en conectar con tu cuerpo.
Cuando estamos de buen humor, la vida está llena de pequeños placeres: una sonrisa de un transeúnte, las hermosas nubes en el cielo, nuestra bufanda y sombrero que nos mantienen acogedores y calientes. Sin embargo, cuando los tiempos difíciles llaman a la puerta, ninguno de estos pequeños placeres parece estar vivo para nosotros. Podemos ser conscientes de esto y preguntarnos, «¿a dónde se fueron todos esos pequeños placeres?» Pero tal vez sea más útil dar la vuelta a la pregunta y preguntarnos, «¿dónde he ido hoy?» Si nos damos cuenta de que nos hemos ido a otro «lugar», ¿dónde deberíamos ir para recuperar estos pequeños placeres?
¡Vivir bajo una nube oscura es un verdadero fastidio! Pero la nube oscura no es todo lo que hay. Debajo de la nube está todo el paisaje, los árboles, el río, la gente. Y por encima, en algún lugar detrás de la nube, el sol sigue brillando.
Podríamos saber que la nube -nuestro problema, nuestra depresión, nuestra pérdida- no lo es todo, pero ¿cómo o dónde encontrar los pequeños placeres que pueden revitalizarnos poco a poco? ¡Si tan sólo esa horrible nube se fuera! Seguramente entonces podríamos encontrar algo de paz y felicidad. Damos pisotones con nuestros pies y agitamos nuestro puño enojados contra la nube, pero de todos modos se cierne sobre nosotros. Luchamos y luchamos con esta nube oscura en nuestra cabeza…
No podemos cambiar la nube, pero hay algo que sí podemos cambiar: la cantidad de tiempo que pasamos mirando las nubes
La nube está aquí para quedarse, al menos por un tiempo más. No podemos cambiar la nube, pero hay algo que sí podemos cambiar: la cantidad de tiempo que pasamos mirando las nubes. Después de todo, la nube puede ser opresiva, pero los árboles siguen crujiendo suavemente con la brisa y el suelo sigue siendo sólido bajo los pies.
Tal vez no necesitemos que la nube se vaya para sentir algo de paz y alegría. Tal vez hay pequeños placeres que se encuentran aquí, incluso bajo la oscura sombra de la nube.
Cuando estamos experimentando una oscuridad en nuestro día, ya sea pequeña o grande, ¿cuánto tenemos que buscar para encontrar algo de luz, algo que pueda apoyarnos o tranquilizarnos? Si estamos con amigos, sólo estar con ellos puede ser suficiente para levantar nuestro espíritu. En casa, podríamos tener nuestras agujas de tejer a mano para calmarnos o cualquier otro pasatiempo que nos distraiga, como el canal de YouTube que nunca deja de hacernos reír.
Es maravilloso tener este tipo de apoyos que nos ayudan a pasar por lo momentos difíciles, pero ¿qué pasa si no podemos estar con nuestros amigos o no tenemos disponibles otras estrategias para evadirnos del dolor o de algún problema, o si estamos en algún lugar donde no están disponibles – en el trabajo, en un atasco de tráfico, haciendo cola en el supermercado? ¿Entonces qué?
Estos son los momentos en los que los beneficios de la práctica de la atención plena se pueden sentir inmediatamente. ¿Hasta dónde tenemos que llegar para encontrar un poco de calma? Si somos creativos, descubrimos que no necesitamos ir a ninguna parte. En algún lugar de nuestra experiencia, aquí mismo, no importa cuán sombrías parezcan las cosas, hay algo que puede tranquilizarnos o traer felicidad.
Un lugar práctico y muy fácilmente accesible allí en donde parar y encontrar consuelo y calma es tu propio cuerpo: puedes sentir las piernas que se encuentran con la suavidad en la silla; la subida y bajada de tu respiración; o simplemente sentir cualquier parte de tu cuerpo, que a menudo es un alivio y un efectivo ancalaje para una mente excitada. Todas estas posibilidades ya están aquí, dondequiera que vayas, y no necesitas hacer nada para que sucedan. Son tan verdaderas, quizás incluso más verdaderas, que todas las historias de tu cabeza, así que ¿por qué no prestarles un poco de atención también?
Al conectar con tu cuerpo puedes estar atento a las sensaciones corporales y percibirlas de forma tranquila, una a una.
A partir de esta sensación de conexión con el cuerpo, puedes empezar a ponerte en contacto con tus otros sentidos de una manera tranquila y curiosa. Puedes dejar que tu atención permanezca un poco en ese agradable olor a comida, o dejar que tus ojos vean la belleza de las plantas en el alféizar de la ventana. El simple hecho de prestar atención al cuerpo puede ser una puerta que te reconecte con todos los pequeños placeres que te rodean, aquí mismo.
Así que cuando una nube oscura te visite, recuerda que no tienes que ahuyentarla antes de que puedas redescubrir los pequeños placeres de nuevo. Esos pequeños placeres están más cerca de lo que crees. De hecho, están justo aquí. Muchos de ellos son tan obvios y tan simples que los pasamos por alto: el asiento caliente tocando nuestro cuerpo, la agradable temperatura del aire, el corazón bombeando sangre a través de nuestro cuerpo sin falta, día y noche. «¿A dónde se fueron todos esos pequeños placeres?» – no se fueron a ningún lado, están justo aquí. Y cuando estamos aquí también, podemos empezar a saborear y disfrutar de su frescura, tanto si la nube oscura sigue flotando sobre nosotros como si no.
Basado en el artículo On a dark day, brightness is closer than you think publicado en The Heart Movement