Como un castillo de arena, todo es temporal. Constrúyelo, cuídalo, disfrútalo. Y cuando llegue el momento, déjalo ir.
Cuando se nos rompe el corazón -en el amor, en la amistad, en la pareja- siempre es una experiencia muy difícil. La neurociencia moderna ha descubierto que incluso el sufrimiento emocional que experimentamos se registra en las mismas zonas del cerebro que el dolor físico. Así que cuando nos sentimos abandonados y rechazados, no queremos comer, no podemos dormir, tenemos dificultades para respirar, nuestro cuerpo se siente como si tuviéramos la gripe o nos hubiera atropellado un camión.
Entonces, ¿qué podemos hacer cuando tenemos que aceptar la pérdida de un amigo, nuestra pareja o un ser querido? ¿Qué verdad podemos encontrar más allá de las historias que nos contamos a nosotros mismos sobre que ellos están equivocados y nosotros tenemos razón, o que nosotros estamos equivocados y ellos tienen razón? ¿Qué podemos hacer además de pasar horas infructuosas intentando descifrar todo lo que dijeron o hicieron? ¿Podemos hacer algo más útil que justificar ante nosotros mismos lo que dijimos o hicimos, o desear haber dicho o hecho otra cosa? ¿Y qué podemos hacer cuando la historia se prolonga hasta casi ahogarnos en la desesperación por sentir que hay algo malo en nosotros, que no somos dignos de que nos quieran, que somos la razón por la que las cosas no funcionaron?
Afronta las dificultades de forma consciente y clara
Lo primero que tienes que hacer cuando has sufrido una pérdida o una traición es encontrar la manera de recuperar tu corazón sabio para que puedas permitir que contenga el dolor de tu corazón. El maestro zen Karlfried Graf Dürckheim habla de la importancia de la necesidad de atravesar nuestras dificultades de forma consciente y clara: «La persona que, estando realmente en el Camino, cae en tiempos difíciles en el mundo no se dirigirá, en consecuencia, a ese amigo que le ofrece refugio y consuelo y que anima a su viejo yo a sobrevivir. Por el contrario, buscará a alguien que le ayude fiel e inexorablemente a arriesgarse, para poder soportar el sufrimiento y atravesarlo con valentía. Sólo en la medida en que una persona se expone una y otra vez a la aniquilación, puede surgir en ella lo que es indestructible. En esto reside la dignidad de la audacia».
Las dificultades nos ayudan a crecer y fortalecer nuestro corazón
A veces, el sufrimiento de las pérdidas y de las traiciones y rupturas inesperadas que nos ocurren a cada uno de nosotros se convierte en el lugar en el que crecemos más profundamente en nuestra capacidad de llevar una vida auténtica y libre. Aquí es donde el corazón crece en dignidad y cuidado. Al hacer el duelo con honor y ternura, y al abrirnos camino a través de nuestras dificultades, nuestra capacidad de amar y sentir compasión por nosotros mismos y por los demás se profundiza, junto con la confianza que nos ayudará a superar problemas similares en el futuro.
Respira. Recuerda que hay innumerables personas que han sufrido de esta manera y lo han superado. No estamos solos. Aprender a sobrevivir a nuestras dificultades actuales es una de las pocas cosas que nos ayudarán a saber lo que hay que decir y hacer cuando otros a los que queremos también sufran.
Este extracto está tomado del libro «Una lámpara en la oscuridad: Iluminando el camino a través de los tiempos difíciles» y se reproduce en Portal Mindfulness con permiso de su autor.