«Que el mindfulness no es una habilidad o un estado que cada participante aprende y hace suyo, así como que la meditación no está diseñada para hacernos felices, sino para destruir nuestro sentido del yo individual se olvida a menudo en las prácticas que se han popularizado del mindfulness.» – Wikholm, psicólogo clínico, citado por Jon Kabat- Zinn –
En el mindfulness relacional (frente al mindfulness reduccionista e individualista) se adopta una visión socio-constructivista en la cual la relación define quienes somos y qué hacemos en cualquier situación. Desde este enfoque las actividades de enseñar-aprender mindfulness se definen como una co-creación que involucra y afecta a todos los participantes.
En cada momento la co-creación es única y surge en el momento, por tanto es irrepetible.
Invitamos a cada participante a que esté presente, y el estar con el otro contribuye a su experiencia, no le aleja de ella (Quizás en el mindfulness más individualista existe la creencia de que tienes que separarte del otro para meterte en tu mundo y así tener la experiencia). La experiencia se da en la relación con el otro, en la presencia del otro, de modo que es la presencia del grupo la que te ayuda a ir más allá de esa dimensión más racionalista e individualista, y esto contribuye a ir más allá del sentido del yo limitado abriéndote a la experiencia de estar y ser con el otro.
Co-creamos juntos el sentido, un sentido que creamos momento a momento con los distintos participantes.
Todos los participantes se aceptan, sin intentar corregir o sin que haya una crítica desde una posición externa privilegiada. El profesor deja de ser tal y es otro co-creador más.
Es importante sentarse en círculo de manera que no haya jerarquías, el profesor simplemente forma parte de ese círculo.
Cada participante es experto en su propia experiencia, de tal modo que la relación-relaciones en el diálogo son no jerárquicas y nadie asume el rol de superioridad, de experto, de “saber más que”… Lo cual significaría una posición de poder, de alguien que sabe lo que a ti te pasa.
El profesor deja de ser profesor con ese rol concreto y pasa a ser co-creador de la experiencia.
Esto implica una práctica de atención plena constante y profunda: el aprender de la propia reactividad que surge del rol aprendido por parte del profesor. El aprender a estar abierto a lo que está pasando, deshaciéndote una y otra vez de ese rol aprendido y dejando emerger la vulnerabilidad de la desnudez. El abandono de la comodidad de elegir y pasar a la línea del no saber, el hacer espacio, crear espacio manteniendo una convicción en el potencial del ser humano.
“Esos pájaros no aprenden a volar / hasta que pierden todas sus plumas”.
No eres un profesional de algo, estamos en el proceso de encarnar algo y para que esto ocurra tenemos que perder nuestras plumas. La labor de un profesor es abandonar la historia de quien eres.
«La única manera de ser profesor es ser estudiante» – Saki Santorelli
No vamos a crear una expectativa de que el mindfulness sea para algo en concreto, sino que pasamos a co-crear juntos la experiencia permitiendo que el potencial de todos se exprese, de tal modo que la persona no entre en su ensimismamiento, sino que se empape de la presencia del grupo.
No se practica una pedagogía de mindfulness para lograr ser cambiado o transformado de una forma particular. La práctica del mindfulness no es “para qué”, o para algo en particular, no hay expectativas, sino para explorar lo desconocido del momento presente.
¿Cómo es ahora en la sala?, ¿Qué sentís en este momento presente?, ¿Qué está ocurriendo en este espacio compartido?, ¿Cómo estamos siendo juntos? No se proponen soluciones sino contemplación abierta sin propósito marcado.
El vínculo en el grupo es un sentimiento, no un pensamiento o idea. Cuando resonamos con el grupo, co-creamos en el ser relacional, perdiendo las delimitaciones del yo delimitado y nos encontramos en un terreno fértil dónde florecemos juntos.
Perdemos las delimitaciones del yo delimitado permitiendo que se rompa esta visión empobrecida de nosotros mismos como seres aislados, separados o inadecuados.
La práctica te conecta con tu potencial “Todos llevamos un tesoro dentro. Nacimos con él. Recuperarlo nos cuesta mucho…al aprender a confiar y apoyarnos en la amplitud de este espacio entramos en contacto directo con nuestra grandeza, con nuestra inmensidad…” (texto traducido del capítulo 3 de McCown, Reibel, y Micozzi (2017) escrito por Saki Santorelli.), con tu experiencia pero en relación con el otro.
Este artículo está basado en una conferencia de Miriam Subirana Titulada “Mindfulness relacional e indagación apreciativa”
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